martes, 31 de agosto de 2010

Al menos para mí



Un blog es una especie de espejo ladeado cuyo reflejo se proyecta con la luz del mundo; tal reflejo resulta ser la organización de los pensamientos de su creador; de esa persona que siente el deseo de divulgar, en una concurrencia de palabras y figuras, los argumentos que no se aquietan dentro de su ser…


No siempre creamos; a veces solo sugerimos, pero siempre ha de ser sublime la posibilidad de manifestársele al mundo, de ser leído, de ser severamente criticado o aplaudido. El valor de esta herramienta trasciende idiomas; monedas y fronteras…





Feliz día del blog

lunes, 30 de agosto de 2010

Texto de incertidumbre


Hoy visto el texto de incertidumbre,
lo adorno de palabras de acción
que carecen de verbo;

las plasmo del pensamiento
que conserva las ganas
pero desecha los hechos.

Me doy cuenta de la falta de entendimiento.
Los sueños se dibujan
en una realidad sin momento.
Suspiros callan suspiros;
y miradas ven muchas miradas…

De compañeros:
el sonido del viento que se compra
y las voces que se rentan.

De porvenir:
lo borrego de los pasos ciegos;
esos guiados por los grandes terceros.

De esperanza:
la fantasía;
mi mundo de sueños por soñar.

Y de vida:
¿De vida?
La lluvia;
la humedad...











No obstante; algunas veces las fotos me sonríen...
Saludos en letras.

domingo, 29 de agosto de 2010

Hoy


Hoy,
como creo creer siempre,

las miradas concurren ante la intranquila calma de un ocaso,
para descansar,
y prepararse para cansarse;

ya que las obligaciones se alistan para exhibirse con el comienzo de una semana menos
(dependiendo de cómo se ve transcurrir el tiempo).


De momento me quedo con unas cuantas sonrisas que se hacen ver en la calamidad concebida; lo cual impulsa mis dedos a caminar las teclas que dirige mi delirio de este instante:


La sonrisa,

más que un reflejo,

que una prueba del retador ánimo;
también puede representar agradecimiento ante la bienvenida de la esperanza,
que ciertamente puede no cambiar presentes,

pero concede fortaleza para de nuevo levantarse…

viernes, 27 de agosto de 2010

Sin vocales para consonantes…


Cuando los ojos no quieren cerrar, ni para dormir ni para soñar, se confunden: la razón y la pasión al momento de construir pensamientos que intenten conclusiones o argumentos; en este momento da lo mismo…


Intento el entendimiento a base de la cómoda consulta, pero el idioma de la Ñ no me deja muchos caminos. La palabra “malcriadez” suele referirse a los niños, a la forma incorrecta en que padres educan a sus hijos; al menos en eso concurren los conceptos. La persona “mimada” se relaciona con caprichosa, lo que no ayuda a la búsqueda que emprendo. Finalmente me paseo por el empírico saber de mi batalla de sentimientos; desencontrando frases y verbos.

Expresado esto, me dedico a reflexionar: sin vocales para consonantes…

En un mundo de dos, donde la simbiosis es creada por el sentir de las almas que intercambian sentidos a través de los cuerpos, la malcriadez: como recurso ante la sobriedad de la crítica y la discusión, puede resultar desestabilizador del amor construido; se necesitan nuevas palabras para su oportuna explicación, para que una tormenta impotencia no pueda vulnerar la fuerza del sentimiento que solemos asociar con el corazón.

El verbo es mirada


Percibimos la textura
a través de ojos hambrientos,
dejando a la mente
jugar con el tacto.

La mirada es el verbo
y el deseo es silencio.

Imaginamos,
corrijo;
imagino como observo
sin abrir los ojos;
imagino.

Los segundos crecen,
se dejan de contar;
se hacen horas
para grabar el momento en la memoria.

Sonríes;
y yo imagino,
te volteas;
y yo,
una vez más;
imagino…

No puedo precisar
cuánto me duró el suspiro,
pero del mismo repito razones
para soñar despierto;
o dormido…

jueves, 26 de agosto de 2010

Máscara


Mucho aprendemos de gestos ajenos, mucho practicamos frente al espejo; es dura la tarea de volver a enseñar el lenguaje al cuerpo y el significado de los sentimientos al alma…


Sonreír cuando el deseo de llorar emana del corazón a todas nuestras venas, callar el grito que se subleva a la rutina de la moral; hacer las preguntas albergando ya todas las respuestas, así como afirmar y negar cuando se dudan: el contexto de textos, verbos y preceptos. Mentir y no decir la verdad, entre muchos nuevos viejos aprendizajes, pero por encima de todo; reprimir la mirada, el tacto y las ganas de suspirar…

lunes, 23 de agosto de 2010

Eduardo Galeano


El derecho al delirio


Ya está naciendo el nuevo milenio. No da para tomarse el asunto demasiado en serio: al fin y al cabo, el año 2001 de los cristianos es el año 1379 de los musulmanes, el 5114 de los mayas y el 5762 de los judíos.

El nuevo milenio nace un primero de enero por obra y gracia de un capricho de los senadores del imperio romano, que un buen día decidieron romper la tradición que mandaba celebrar el año nuevo en el comienzo de la primavera. Y la cuenta de los años de la era cristiana proviene de otro capricho: un buen día, el papa de Roma decidió poner fecha al nacimiento de Jesús, aunque nadie sabe cuando nació.

El tiempo se burla de los límites que le inventamos para creernos el cuento de que él nos obedece; pero el mundo entero celebra y teme esta frontera.


Una invitación al vuelo

Milenio va, milenio viene, la ocasión es propicia para que los oradores de inflamada verba peroren sobre el destino de la humanidad, y para que los voceros de la ira de Dios anuncien el fin del mundo y la reventazón general, mientras el tiempo continúa, calladito la boca, su caminata a lo largo de la eternidad y del misterio.

La verdad sea dicha, no hay quien resista: en una fecha así, por arbitraria que sea, cualquiera siente la tentación de preguntarse cómo será el tiempo que será. Y vaya uno a saber cómo será. Tenemos una única certeza: en el siglo veintiuno, si todavía estamos aquí, todos nosotros seremos gente del siglo pasado y, peor todavía, seremos gente del pasado milenio.

Aunque no podemos adivinar el tiempo que será, sí que tenemos, al menos, el derecho de imaginar el que queremos que sea.

En 1948 y en 1976, las Naciones Unidas proclamaron extensas listas de derechos humanos; pero la inmensa mayoría de la humanidad no tiene más que el derecho de ver, oír y callar. ¿Qué tal si empezamos a ejercer el jamás proclamado derecho de soñar? ¿Qué tal si deliramos, por un ratito? Vamos a clavar los ojos más allá de la infamia, para adivinar otro mundo posible:

El aire estará limpio de todo veneno que no venga de los miedos humanos y de las humanas pasiones; en las calles, los automóviles serán aplastados por los perros; la gente no será manejada por el automóvil, ni será programada por la computadora, ni será comprada por el supermercado, ni será mirada por el televisor; el televisor dejará de ser el miembro más importante de la familia, y será tratado como la plancha o el lavarropas; la gente trabajará para vivir, en lugar de vivir para trabajar; se incorporará a los códigos penales el delito de estupidez, que cometen quienes viven por tener o por ganar, en vez de vivir por vivir nomás, como canta el pájaro sin saber que canta y como juega el niño sin saber que juega; en ningún país irán presos los muchachos que se nieguen a cumplir el servicio militar, sino los que quieran cumplirlo; los economistas no llamarán nivel de vida al nivel de consumo, ni llamarán calidad de vida a la cantidad de cosas; los cocineros no creerán que a las langostas les encanta que las hiervan vivas; los historiadores no creerán que a los países les encanta ser invadidos; los políticos no creerán que a los pobres les encanta comer promesas; la solemnidad se dejará de creer que es una virtud, y nadie tomará en serio a nadie que no sea capaz de tomarse el pelo; la muerte y el dinero perderán sus mágicos poderes, y ni por defunción ni por fortuna se convertirá el canalla en virtuoso caballero; nadie será considerado héroe ni tonto por hacer lo que cree justo en lugar de hacer lo que más le conviene; el mundo ya no estará en guerra contra los pobres, sino contra la pobreza, y la industria militar no tendrá más remedio que declararse en quiebra; la comida no será una mercancía, ni la comunicación un negocio, porque la comida y la comunicación son derechos humanos; nadie morirá de hambre, porque nadie morirá de indigestión; los niños de la calle no serán tratados como si fueran basura, porque no habrá niños de la calle; los niños ricos no serán tratados como si fueran dinero, porque no habrá niños ricos; la educación no será el privilegio de quienes puedan pagarla; la policía no será la maldición de quienes no puedan comprarla; la justicia y la libertad, hermanas siamesas condenadas a vivir separadas, volverán a juntarse, bien pegaditas, espalda contra espalda; una mujer, negra, será presidenta de Brasil y otra mujer, negra, será presidenta de los Estados Unidos de América; una mujer india gobernará Guatemala y otra, Perú; en Argentina, las locas de Plaza de Mayo serán un ejemplo de salud mental, porque ellas se negaron a olvidar en los tiempos de la amnesia obligatoria; la Santa Madre Iglesia corregirá las erratas de las tablas de Moisés, y el sexto mandamiento ordenará festejar el cuerpo; la Iglesia también dictará otro mandamiento, que se le había olvidado a Dios: ''Amarás a la naturaleza, de la que formas parte''; serán reforestados los desiertos del mundo y los desiertos del alma; los desesperados serán esperados y los perdidos serán encontrados, porque ellos son los que se desesperaron de tanto esperar y los que se perdieron de tanto buscar; seremos compatriotas y contemporáneos de todos los que tengan voluntad de justicia y voluntad de belleza, hayan nacido donde hayan nacido y hayan vivido cuando hayan vivido, sin que importen ni un poquito las fronteras del mapa o del tiempo; la perfección seguirá siendo el aburrido privilegio de los dioses; pero en este mundo chambón y jodido, cada noche será vivida como si fuera la última y cada día como si fuera el primero.







Muchas gracias a
NoTeSalves por su publicación previa sobre El derecho al delirio...

Por si gustan otras páginas:
El mundo patas arriba...


Saludos en letras!!!


@OrlanSilva

martes, 17 de agosto de 2010

Del beso vivimos


Pocos segundos, transcurren en la lentitud;
nuestras miradas se tornan espejos,
justo donde nos reconocemos.

Se confunden los sentidos
del olfato y el tacto,
ya han sido expuestos demasiado al momento.

Se evidencia en la piel
el tiento del aliento,
para entonces humedecer estos labios hambrientos.

Cerramos los ojos
para ver con el sentimiento,
los brazos al abrazo, y el calor al viento.

Bailamos la canción
cantada en besos;
reincidimos, sonreímos; y una vez más vivimos…

2.0


Hemos agigantado los pasos; sólo una danza de nuestros dedos puede llevarnos a las más lejanas culturas y distintos modos de pensar.

Es permitido alejarnos de la persona cuyo aliento y respiración pueda percibirse con tan solo exponer nuestra piel un poco.

Es permitido enamorarse de una imagen inanimada, de la cual sólo nos llegan palabras de su texto.

Hemos cambiado, a veces para bien, pero hemos cambiado. La rutina solía impregnarnos con el rocío de la infelicidad, ahora podemos escaparnos por la “ventana” que se apellida con números, un par de letras y hasta incluso la redundante palabra “vista” en muchos casos…

Muchas veces me siento agradecido, otras pocas; arrepentido. Me he creado la obligación de compartir, y paradójicamente la disfruto, incluso siento la presión del compromiso y la gloria de sentirme leído.

Me regalo unos minutos para crear senderos con mis dedos sobre letras, y así dar vida al pensamiento que no sabría cómo pronunciar:

¿Podemos sentirnos solos al rodearnos de rostros y hasta de sonrisas que nos involucran?

¿Podemos sentirnos en grata compañía, cuando el único cuerpo que respira en una habitación es el nuestro?

¿Podemos detener el tiempo de la mente al viajar por innumerables recuerdos?

¿Podemos navegar en el océano de perspectivas que llamamos Noticias?



Podemos; o no podemos…

miércoles, 11 de agosto de 2010

Libres de atuendos


Tu calor en mi piel
enaltece mi mirada a ojos cerrados,
por lo que revivo mi más soñado sueño;
no solo en mi mente sino en el cuerpo.


Juego de respiros
dan lugar al diálogo en suspiros;
nuestro lenguaje preciado
con frases hechas instintos.

De repente y sin avisar,
lo supino se hace abismo;
al fondo melodía
como único testigo.

Nos tenemos el uno al otro para no dejarnos caer,
nos tomamos de la sábana,
de la espalda,
del cuello;
y también de los brazos.


Se pasean los labios
sobre el puente
que une lo húmedo con lo frío.



Un par de frases sin palabras
dan entrada a nuestras sonrisas:
la mía en la tuya y la tuya en la mía.

viernes, 6 de agosto de 2010

Recordando a Andrés Eloy Blanco


Un libro altamente recomendable es la "Antología Popular" de Andrés Eloy Blanco. Cada línea, cada verso, cada poema; te conecta con sensaciones placenteras, y con la magía de nuestra Venezuela...

Gracias al Post de "Ultramarinos" se me presentó la facilidad de citar uno de mis poemas favoritos de este libro, y quisiera compartirlo con los ojos de ustedes y del mundo.

Saludos en letras...



Epístola a una desconocida

Andrés Eloy Blanco (Venezuela, 1896-1955)

Usted debe ser bella, Señorita;
tengo el deber de suponerla bella;
al menos en su libro lo asegura
la insegura verdad de los poetas.

Y sí no es bella, tendrá un alma grande
que es la expresión de luz de la belleza;
el rostro de la noche no es hermoso
sino la luz , que nos da en estrellas.

Mis versos en usted son más sinceros
que en todas las mujeres que han pasado a mi vera,
por el misterio, por la lejanía,
por lo que amamos en el mar la perla.

¿Verdad que es seductora esa ignorancia
y esa interrogación?: ¿quién será ella?
¿de qué ignoto color tendrá los ojos?
¿qué olor de campo llevará en las trenzas?

Y en la azorada urgencia de una cita,
cómplice de la noche y de la reja,
pensar, cómo bañados de presagios,
se le agrandan los ojos en la espera;

y soñarla cantando junto al río,
mientras un egipán de la ribera
se pregunta al oír su serenata:
¿será Diana en el baño, desmayada en Ofelia?

y pensarla armoniosa, entumecida
con el agua bendita de un Poema,
abrazada a la estatua del Ensueño
con florido vigor de enredadera;

y hacer, en fin, en torno de su vida
una decoración de las cosas bellas,
donde ella pase derramando flores,
como el resumen de la Primavera.

Esa atracción de lo desconocido
me seduce en usted de tal manera,
que para no matar esta ignorancia,
yo no quisiera nunca conocerla:

porque, al llegar a usted, puede la suerte
poner un desengaño en mi leyenda,
pues yo de las mujeres, señorita,
tengo el sentir de que no son muy buenas….

Prefiero, pues, no conocerla nunca,
pensarla hermosa, suponerla buena,
soñar con que el rescoldo de su pecho
guarda una brasa para los poetas.

Y sobre todo, suponerla alta,
que es mucho más que suponerla bella:
ser bello es ser flor, que dura un día,
ser alto, es ser estrella.

miércoles, 4 de agosto de 2010

La belleza, el silencio y los pensamientos


Improvisado el concurso para el anhelado premio: quince minutos de texto. Le hago trampa al deber y a la máscara de ingenuidad para apropiármelos, el bolígrafo inquieto en la oscuridad del bolso, se retuerce al escuchar la ansiedad del llamado de mis dedos.


Un par de disparos al entorno devienen de mi vista para la búsqueda de inspiración, dos o tres paseos de lentas pisadas para remover algunos recuerdos; para establecer enlaces que estimulen el gusto y humedezcan mis labios a ojos cerrados.



Sorbos de cafeína para los inevitables parpadeos…



Otro nuevo intento en el ejercicio de observar, esta vez apuntando al suelo para encontrar esos pies de mujeres, los que me hacen citar un pensar básico, impuro y de doble moral, así aprovecho y doy razón del calor de mi cuerpo. Alzo la cabeza, como quien busca un ave perdida en las nubes del cielo; y de esta manera, concatenar…



¡No me basta el premio! demasiada rutina y demasiados pensamientos. Además, llegó la hora de incorporarme y alejarme de este intento de texto.



De regreso al silencio, a la timidez; al “pasar desapercibido.”

lunes, 2 de agosto de 2010

Contento, contemplo


La rutina, cada día con más adeptos, se viste de alegría y nos regala algunos especiales momentos que suelen hacerse olvido por el regalo que siempre nos otorgamos; Preocupaciones.



Hoy rindo tributo a un momento en particular, uno que siempre me es otorgado, incluso cuando no he de ser digno del mismo; aún así, se permite…



Se me permite contemplar, de lejos y sin molestar, cómo se ve el rostro de una bella mujer a través de los reflejos callejeros, cómo posa su mirada ante su espejo personal para afinar algún último detalle mientras, supongo, se dirige a un encuentro. Cómo se acaricia el cabello durante un corto desplazamiento a través del Metro, cómo se detiene y regala esa encantadora media sonrisa a cierto afortunado sujeto.




Yo contento, contemplo…