martes, 30 de septiembre de 2014

disfruta de las cosas simples: es sólo uno por persona…




Caminemos, no tenemos qué decirnos. Cada uno mira sus zapatos, sus pasos, el ritmo que lleva un pie respecto al otro, unas pocas pausas; ahí dice que no se pise la grama y seguimos, en silencio, algo de bulla para los adentros. No puedo saber en qué piensas pero pudiera inferirlo, sin embargo no es mi problema, trato de aplacar mi propia bulla, ésta, la que me hace caminar y pretender que pienso…  La primera bulla que tuve que aplacar fue el recuerdo de dos amigos: disfruta de las cosas simples, sí, simplemente es satisfactorio ser atendido después de una hora de cola para pagar por uno de estos productos que se compran sólo uno por persona. Una anécdota para contar: conseguimos desodorante y ayudamos a la señora de los pañales, ya que como bien se sabe, es sólo uno por persona (eso debería ser el nombre de un libro, de una banda, de un cuento, es más, debería ser el nombre de un principio filosófico: el pensamiento y el actuar del sólo uno por persona: disfruta de las cosas simples) Había más bulla, esta tenía cierto matiz de dolor (quizás la palabra no sea apropiada, pues no es arte lo que se está plasmando, pero ocurre durante el silencio de una caminata; a lo interno pues, entonces uno pinta, esculpe, dirige, crea y sobretodo, cree, por ende, el dolor también se pincela: por qué no) Esta bulla dolorosa tenía un verde triste, como el de la grama que estoy viendo mientras camino, un amigo trataba de solventar un problema mecánico que por lo económico se convirtió en un problema de pareja. Pagó. Pagó por un servicio, pero no sirvió: el dinero no lo es todo, el dinero no compra la felicidad; disfruta de las cosas simples: es sólo uno por persona… Los chicos del otro vecindario hacían bulla también, es probable que los oyera porque íbamos en silencio, se ven alegres, jocosos. Voy de la grama al concreto y las palabras se escuchan, se empiezan a entender: el dinero no lo es todo, el dinero no compra la felicidad; disfruta de las cosas simples: es sólo uno por persona…

lunes, 29 de septiembre de 2014

Lo asiduo acaba en costumbre y al acostumbrarnos nos volvemos espectadores




Porque todo el mundo sufre, porque todo el mundo llora” y porque todo el mundo se queja también. Qué es la queja. Esto es interesante; al parecer tiene que ver con querella, un término usado para la reclamación, pero, no es una reclamación en sí. Reclamar lleva implícito un derecho vulnerado, por eso se reclama y tampoco tiene que ser un desacuerdo, pues éste último deviene de un punto de vista. La queja es otra cosa, la costumbre de quejarse es algo más, ulterior, distinto, sí, es eso, una costumbre, un hábito, un vicio, no sé… también manifiesta un dolor, una molestia, puede que sea todo junto en la percepción de quien se queja. Pero por qué se queja usted. No le gusta lo que hace su pareja, no le gusta cómo sus gobernantes administran las riquezas del país, le incomodan los cercos de dominio bajo los cuales se le limita el tránsito y el pensamiento… En la búsqueda del equilibrio como sistema: qué se contrapone a la queja, con qué busca usted el alivio: euforia, drogas, alcohol, medios de comunicación, medicamentos, infidelidad, catarsis, protestas pacíficas, consumo, ciencias alternativas; a ver: cuál es el alivio para esa queja con la que no se deja de despotricar… Lo asiduo acaba en costumbre y al acostumbrarnos nos volvemos espectadores, entonces, eso de la queja puede que sea un show, digo yo, pero sin ánimos peyorativos, aunque la queja sí se anima de esa forma: peyorativa: esperamos lo que no ocurre, o lo que no deja de ocurrir; así nos quejarnos: para ir corriendo hacia el presunto alivio, al menos el alivio de turno. Una mujer se queja de su marido, típico, con lo que, en términos químicos: segrega, cual sudor por el ejercicio; la necesidad del alivio… Acude a un amante, a las copas o quizás al centro comercial de turno, quién sabe. Los medios se encargan de proveer la idealización del alivio en cualquier cosa, cualquier cosa que estimule al consumo…  así que nos consumimos, para luego rehacernos de la queja y agrandar en cifras esos pasivos, los que también serán objeto de la queja… Un hombre amanece y las noticias lo llenan de quejas, se inmoviliza, espera la llamada de un amigo para salir a hablar de esas quejas, cada uno con un trago en la mano, porque si no, cómo se ríen, hace falta estar medio borracho para ser medio divertido, bueno, así los hay… la queja los hace a la medida, pues hay quejas para todo, para todos…  No ocurre lo que queremos, por eso tenemos que gastar, he ahí la inversión, el equilibrio pues…

lunes, 22 de septiembre de 2014

y el voto nos purificó para seguir culpando…




Biopolítica ¿qué es eso? Bien, muy por encima es algo así como la manera en que se ha intentado agrupar y estudiar; desde la práctica gubernamental, los fenómenos propios de un conjunto de seres vivos organizados bajo la etiqueta de población, es decir, salud, higiene, natalidad, morbilidad, longevidad, razas, entre otros. Algo así como el estudio de la gente por sus gobernantes… Quédate mirando esto: por unos treinta segundos más o menos, verás cómo la imagen se graba en tu mente y juega con tu vista, ¿viste? Sí. Pero mejor aún: quédate hablando con quien no deberías por un rato. En este caso, veamos al tiempo en letras, no segundos; verás cómo tus terceras frases; primeras en los demás son distintas… como si no fueras tú ¿ves? No es lo que pretendas ocultar, es más bien lo que digas, escribas… Interesante, ¿pero eso qué importa? ¿y qué importa eso de la biopolítica? Empiezas a ver que hay algo, y cuando hay algo nada es igual… Los criminales esconden sus huellas pero necesitan a la impunidad ¿te digo qué creo como impunidad? Dime. La culpa del resto. ¿Los estudiados por la biopolítica? O los que lean tus terceras frases… Los impunes salieron un día a lavar sus culpas; por supuesto con dolo. Ahí: donde se drenan las frustraciones de la justicia. Fue injusto cuando nos dijeron que no podíamos comprar los pasajes, fue injusto cuando nos dijeron que todo fue a causa de nuestros votos ¿quiénes votaron? Los que pensaron que decidían, pero nadie decidió. Hubo algo, nada fue igual: y el voto nos purificó para seguir culpando…

lunes, 15 de septiembre de 2014

la belleza es esperanza


No es que a ellos les vaya bien, es que a mí no me va mejor. Ajá, ¿y entonces? Bueno, que no sé alegrarme de algo que yo no haya impulsado y de lo que no obtenga beneficio alguno; de hecho quisiera más bien que se alegraran cuando yo me alegro. ¿Pero cuándo me alegro? En primer lugar, cuando someto a mi voluntad; cuando mi chiste es el más gracioso, cuando mi gusto es el más exquisito, cuando mi elección es la más certera; mira: cuando mis pataleos se aplauden mientras yo reprocho los del resto. Sí, eso me alegra, pero la alegría se va, puesto que no me basta: siempre vivo en guerra, sobretodo luego de ganar otra batalla. ¿y cuando pierdes? No pierdo, pierde quien deja de luchar y yo ni ganando abandono la guerra, y sí, todo el mundo puede ser mi enemigo, hasta los que me aman... Algún día voy a querer algo que el amor no me va a poder dar, entonces, empezará otra batalla, ¿y ni siquiera por los buenos tiempos? Los buenos tiempos son para la gente de paz, yo vivo de la guerra y eso es lo que quisiera dejar claro: mi guerra es mi paz… [y ahí me acordé de un libro, pero no venía al caso. Escuché en silencio. Luego me atendieron y dejé a ese loco que no tenía con quien desahogarse…] "Sólo porque alguien no te ame como tú quieres, no significa que no te ame con todo su ser" Gabriel García Márquez [acabo de leer esa frase, aunque no la recuerdo de lo que recuerdo de él, pero las fuentes concuerdan y además me gusta mucho…] Esto. Esto sí quisiera escribirlo: “Las sombras son sirvientes de la luz, hijas del fuego. La llama más brillante es la que proyecta las sombras más oscuras…” Eso lo leí en el segundo libro de Juego de Tronos, que no se llama así sino Canción de Hielo y Fuego: Choque de Reyes; y eso lo dijo “Melisandre,” que dentro de la historia parece una mezcla entre hechicera y estafadora…

Lo pongo por escrito por lo del loco que me conseguí haciendo la cola. Nunca creí que iba a hacer tantas colas, y con este calor, bueno, es demasiado para lo huraño que soy; hablo con más gente de la que quisiera. Ah, y el calor… Pero lo que quiero dejar por escrito es lo siguiente: en la medida en que hacemos algo que consideramos bueno nos llenamos de luz, por ende, tendremos sombras más oscuras, quizás funcione al revés y de ahí que la luz sea belleza y la belleza es esperanza, sí, así es, nuestra esperanza estriba en nuestro concepto de belleza, y puede ser una imagen distinta en cada quien. Pero al final es eso, nuestra visión de la esperanza… un loco malcriado te habla y te enfocas en lo molesto que es lo que dice, hasta puede que te sientas aludido, pero luego observas algo bello, una imagen con belleza para tus ojos: un bebé, una mascota, la sonrisa de un niño, o de un anciano, una mujer con un cuerpo de ensueño, y sí, te viene la esperanza y así andamos… Lo puso Cerati en Ángel Eléctrico: “aún tengo al sol para besar tu sombra…”

¿y Gabo? Claro, eso fue un recordatorio. La luz y la oscuridad de nuestro ser tiene mucho que ver con lo amados que nos sentimos, incluso para el tipo de las primeras líneas, y ahí les va otro recordatorio; de Nietzsche: “Qué sabe del amor quien no ha tenido que despreciar precisamente lo que más amaba…” [Esa sí la vi en un libro de él]

Saludos en letras…

jueves, 4 de septiembre de 2014

“y esa inconstancia no es algo heroico, es más bien algo enfermo”


Recién nos enteramos del fallecimiento, por fin descansó. Siempre lo recordaremos, al menos yo siempre lo recordaré; un lago en el cielo donde el tiempo es arena en mis manos, pues, no se olvida, ni siquiera con el bombardeo de noticias… una vez dos agonizaban, quizá por la misma razón, pero lo que me contó el primero fue algo más o menos así: hay personas que sin haber pedido una obligación, la asumen, la cumplen; yo soy una de esas, dijo. Vivía con mis tíos, y mi primo era la prioridad, todo lo que él inventó yo lo asumí, obviamente lo malo, porque lo bueno no era objeto de regaño… y yo no objetaba, yo lo asumía, era mi responsabilidad y así crecí, responsable, responsable por lo que no debí haber sido y por eso no fui feliz, ¿pero quién lo es? De eso me di cuenta con el cuento de mi enfermedad. Sí, fui más cansado, claro, pero no más infeliz que el resto, tal vez me perdí cosas a lo largo de mi vida, pero siempre me sentí útil, lo útil me hizo sentir maduro, y lo maduro sabio, y eso era lo que veían en mí aunque para mi mujer siempre fui un tonto, ¡pero qué más da ahora! Ahora me muero y ella, con el otro, no es feliz tampoco… Hizo una pausa, yo realmente no entendía nada, pero le escuché en silencio, atento, puesto que nadie venía a verlo, luego siguió: durante un buen tiempo estudié mi situación, me hice adicto al deber ajeno y mientras más me molestaba, mientras más me cansaba, más importante me sentía, y se notaba, no lo importante, lo cansado, y me decían que no lo hiciera más, que otro lo haría y yo sentía terror, porque yo era el que podía, yo era el que lo hacía, entonces entendí que no se me debía ver el cansancio, y así pasó mi enfermedad, ahora; estoy solo: inútil, inmaduro, y sin juventud… Pero esa no era la única historia triste del día, también estaba el otro que agonizaba; el otro infeliz. A diferencia del primero éste no hablaba conmigo, de paso lo visitaba un gentío, pero los escuchaba, escuchaba a sus allegados hablar: nunca asumió nada, si, tanto ruido que hizo cuando se casó y al final, nunca fue fiel, ¡cómo presionaba! Para esto, para aquello, luego se cansaba y eso que hizo lo que quiso, siempre le tuvo fobia al deber… Debió haber sido feliz (intervine en la conversa) No, para nada, nunca supo cómo se llenaban sus vacíos, pero sí aprendió como hacerse ver, y aunque nosotros lo sabíamos, éramos complacientes con tal de no escucharle la lengua… Habría jurado que los dos que agonizaban eran primos pero no fue así… terminé mi jornada y pensaba para conmigo: cómo alguien asume la responsabilidad de otro y el otro no la asume para sí… el equilibrio suele ser tan desproporcionado a veces…